Su antiguo asistente, Peter Freestone, ha sacado a la luz nuevos detalles sobre los ultimos días del artista británico.
El 24 de noviembre de 1991 moría Freddie Mercury, el vocalista de la banda ‘Queen’ y unos de los mayores mitos de la historia de toda la música. Ahora casi 30 años después, el que fuera su asistente personal durante doce años, Peter Freestone, ha elucidado nuevos detalles acerca de cómo Farrokh –el verdadero nombre del músico- vivió sus últimos días.
El que fuera asistente de Freddie, acostumbra a publicar en su blog personal, ‘Ask Phoebe’, preguntas que le suelen hacer acerca del cantante británico y sus correspondientes respuestas, y en él ha explicado recientemente cual fue el último deseo que quiso ver cumplido el músico antes de su prematuro final a los 45 años, víctima del virus del VIH.
La última publicación del asistente gira en torno a los últimos días con vida del mítico artista, cuando un 10 de noviembre regresó de Suiza a su casa de Kensington.
El 20 de noviembre de 1991, Freddie bajó las escaleras de su casa con la ayuda de un guardaespaldas y pidió ver algunas de sus obras de arte: “Freddie bajó las escaleras y quería ver algunas de sus obras de arte por última vez”, escribió Phoebe en su blog. “Terry (guardaespaldas y chófer de Freddie) lo bajó escaleras abajo el solo, pero cuando lo paseó por la sala de estar y la sala japonesa, tuvo que ir con uno de nosotros apoyándolo”.
El asistente del líder de Queen añade que el cantante nacido en Zanzíbar, fue relatando como adquirió cada de las obras e hizo un apunte sobre el ambiente que se vivió durante esos días dentro de la casa: ”la atmósfera era tranquila, durante esos últimos días, pero Freddie aún seguía siendo el mismo de siempre”, asimismo añade que el artista parecía haber digerido cual iba a ser su ineludible desenlace, “creo que estaba en paz consigo mismo”, expone Phoebe.
Las lágrimas de Freddie
Phoebe Freestone comenta que una de las escasas veces que vio llorar al cantante, fue cuando este actuó junto a Montserrat Caballé en Barcelona: «¡Tengo la mejor voz del mundo cantando mi música!», cuenta que gritó, mientras cargado de emoción se llevaba sus manos a la cabeza.