Manuel Vilas (Barbastro, 1962) tuvo una idea, porque soñar es gratis todavía: ¿y si un matrimonio llevara veinte años juntos y siguiera lleno de pasión, de erotismo, de alegría, de festividad? «Quería escribir una historia sobre el amor perfecto, sobre la posibilidad de que existiera una relación así en el mundo en el que vivimos. Se lo conté a un amigo y me dijo que tenía que titularla ‘Milagro’», cuenta entre risas. No le hizo caso: la novela se llama ‘Nosotros’ (Destino) y con ella se llevó el premio Nadal 2023.
—Ya no se ven tantas novelas de amor.
—Y sin embargo, cuando Samuel Johnson escribió el diccionario de la lengua inglesa a mediados del XVIII, definió novela como «cuento que suele hablar de amor». Puede que ya no se escriban muchas novelas de amor, pero el amor es el tema.
—¿Aún cree en el amor?
—No es que crea en el amor: lo que creo es que el amor es uno de los sentimientos que nos definen. De hecho, el título de la novela, ‘Nosotros’, lo vi en seguida. Porque es la operación fundamental que hace un ser humano, ya sea hombre o mujer: pasar de un yo a un nosotros. Esto es lo que hacemos en la vida.
—La protagonista se encuentra el dolor y se entrega al placer, que es uno de los temas del libro.
—Sí, es una reivindicación del placer, porque el placer sigue estando mal visto. Nunca lo confesamos, pero en la mayoría de las cosas que hacemos buscamos placer. El placer rige el mundo, y más en el capitalismo.
—Esa es otra de las obsesiones de la novela…
—Aquí hay una exploración del capitalismo. En las novelas no puede haber hipocresía, porque la novela es el territorio que hemos dejado para decir la verdad. Y yo, como ser humano, veo que hay una hipocresía con el capitalismo: lo repudiamos en público, lo condenamos, pero en privado lo adoramos. Todos queremos irnos a un hotel con vistas al mar, y si podemos comprarnos un coche, mejor un BMW que un Skoda, que un Twingo.
—¿Shakira?
—Shakira podía haberle dicho a Piqué: tu mujer era hermosa, comprensiva, inteligente, te quería, y con la que te has ido no es comprensiva ni guapa ni inteligente. Pero eso es una prosa muy larga. Yo era un Ferrari y te has ido con un Twingo, yo era un Rolex y te has comprado un Casio: esto todo el mundo lo entiende. Es el amor en el capitalismo actual. Por cierto, ‘Madame Bovary’ también era el amor en el capitalismo: ella se acababa suicidando porque no puede pagar sus deudas. ¿Hay algo más capitalista que eso?
—¿Fue difícil escribir desde la voz de una mujer?
—Parecía casi un suicidio, pero yo necesito que el libro que estoy escribiendo sea un desafío. Se lo enseñé a mi mujer y me dijo: si es que en realidad tampoco somos tan distintos… Es verdad que tenemos una emocionalidad distinta, una sexualidad distinta. Pero bajo el capitalismo hombres y mujeres son iguales: son consumidores. Es decir: mientras tengas tarjeta de crédito da igual, como si quieres ser un extraterrestre. El problema es si no tienes tarjeta de crédito.
—Por cierto: ¿es posible un matrimonio como el de ‘Nosotros’?
—Necesitamos creer en eso Necesitamos creer en un matrimonio que después de veinte o treinta años siga siendo maravilloso. Y sí, yo creo que sí que los hay. Pero lo que me interesa es que esto es un tema importante para cualquier ser humano que viva en esta época. Saber si es posible una relación así, descubrir cómo se consigue. Cómo compartir tu vida de forma apasionada: eso es la felicidad.
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